Página 12 - Argentina
“No paraban de entrar camiones del Municipio”, relató Armando Chávez. El fue uno de los primeros vecinos del barrio en dudar acerca de la presencia de la Municipalidad de Lomas de Zamora en la realidad del 17 de Noviembre. Se espantó cuando averiguó que el contenido que esos camiones depositaban sin cesar en el interior del barrio era tierra extraída del fondo del Arroyo del Rey, un cuerpo de agua que recibe desechos cloacales, basura y hasta compuestos químicos altamente contaminantes en su recorrido por varios partidos del sur del Conurbano hasta llegar al Riachuelo.
El entubado del Arroyo del Rey forma parte de un conjunto de obras hídricas que desde hace varios años los gobiernos nacional y municipal realizan a cuentagotas. Hace dos meses, las tareas llegaron a la zona del 17 de Noviembre, cuyo límite posterior al ex Camino Negro es ese contaminado cuerpo de agua, y “el grupo de punteros del oficialismo municipal –en ese entonces fieles al ahora ex intendente lomense Jorge Rossi– vieron el negocio fácil”, apuntó Chávez.
Según explicó el vecino, se trata de las mismas personas que “monopolizaron” los materiales que utiliza el resto de la población del barrio para rellenar el terreno. “Ellos deciden qué camión de basura, de escombros o de cualquier otra cosa, como la tierra contaminada del arroyo, entra o no al barrio y cuánto deben pagar los vecinos por cada camión. Son una mafia”, culminó. En momentos de entubado del arroyo, se dio “una situación extorsiva para los vecinos, que no les quedaba otra: o usaban el camión con pudrición o nada, ya que esos tipos no dejaban entrar otro relleno al barrio”.
La alarma se expandió rápido entre los vecinos del predio cercanos a Guaminí, una de las calles principales que lo atraviesa, que se contactaron con el Foro Hídrico de Lomas de Zamora, con Greenpeace y otras organizaciones locales y denunciaron los hechos a los medios. De oficio, el fiscal Sergio Anahuati tomó la causa, que hoy está radicada en la Fiscalía Nº 17 de los Tribunales de Lomas de Zamora. A pesar de las amenazas recibidas, Armando sigue viviendo en el barrio.
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