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Kirchner avaló a los jerarcas del conurbano como líderes del PJ
Un ligero repaso de las nóminas comunales para la interna del peronismo bonaerense delata el objetivo del ex presidente Néstor Kirchner: reafirmar su ligazón con los jerarcas del conurbano, donde se concentra más del sesenta por ciento de los sufragios de la provincia de Buenos Aires, por lejos, la más grande y decisiva en cualquier elección.
Kirchner reparte el juego. Esta semana volvió al Conurbano junto a Scioli y Julio Pereyra Casi en un trámite administrativo, sólo algunos de esos intendentes deberán lidiar con débiles opositores para coronarse como líderes del PJ local, y las disputas codo a codo tendrán como escenario las ciudades que no son gobernadas por nostálgicos de Juan Domingo Perón.
Kirchner nunca olvidó que en la elección de 2003 el aporte del Gran Buenos Aires le permitió llegar a la presidencia de la Nación, y desde ese día trabaja en forma personal para contener a los jefes comunales que mandan en ese territorio. A diferencia de los últimos dos comicios generales, para la interna del 30 de noviembre ni siquiera buscó promover un recambio de nombres, y les dejó el camino liberado a los eternos intendentes.
Enojado, el diputado provincial Fernando "Chino" Navarro, referente en Lomas de Zamora del Movimiento Evita, única expresión de las organizaciones sociales que aceptó participar de la reorganización del PJ, protestó por los medios de su distrito donde dijo que la interna sólo tuvo un objetivo electoral. Su bronca tiene un motivo excluyente: en Lomas, el intendente Jorge Rossi, otrora duhaldista y rival del kirchnerismo en 2005, será la única expresión K en las internas. De no mediar un acuerdo, enfrentará a José Antonio Romero, ex ministro de Eduardo Duhalde.
En Avellaneda, otro distrito del conurbano sur, el intendente Baldomero "Cacho" Álvarez no tendrá rivales para ser reelegido al frente del PJ local. Ni siquiera se le plantarán quienes vencieron a su lista en las legislativas de 2005 y el año pasado casi le arrebatan la intendencia, como el diputado del Frente Para la Victoria y líder de los municipales locales Héctor García, y el concejal José Alessi.
Un poco más abajo del mapa, el flamante intendente de Quilmes Francisco "Barba" Gutiérrez sí deberá ir a las urnas para consagrarse como jefe del peronismo local. Su imprevisto rival es José Luis Fiezzi, dueño de una empresa organizadora de eventos que en julio le facilitó al gobierno las carpas que se instalaron en la plaza de los Dos Congresos, para defender desde allí a las frustradas retenciones móviles sobre las exportaciones de granos. Aquella gestión, aseguran cerca de Gutiérrez, estuvo a cargo del ministro de Justicia Aníbal Fernández, histórico patrón del PJ quilmeño y ahora candidato a consejero por la tercera sección, de quien Fiezzi intentó despegarse en los últimos días. Quizá haya sido una de las tantas estocadas silenciosas que se verán en estos meses por parte de peronistas heridos.
En Lanús y Almirante Brown, los gobiernos asumidos en diciembre tampoco lograron conformar una lista única. En el primer distrito el intendente Darío Díaz Pérez no participará de la contienda, sino que lo hará el senador nacional José "Pepe" Pampuro, quien intentó hasta último momento patrocinar una lista de consenso pero no evitó la inscripción de uno de los tantos desamparados que dejó la caída del por tres décadas intendente Manuel Quindimil. Se trata de Orlando "Pato" Gandini, ex vocero de "Manolo", quien, contra muchos pronósticos, lejos estuvo de dar pelea personal. Tampoco lo hizo Jorge Villaverde en Almirante Brown, donde en el año pasado cayó en la elección por la intendencia, dilapidando dos décadas de reinado sobre la comuna. Para presidir el PJ local, su sucesor Darío Giustozzi no podrá evitar otra campaña: tendrá que vérselas con Franco Bonafine, un dirigente experimentado pero de escasa popularidad.
Ambos casos dejan dos conclusiones: Que los históricos derrotados de las últimas elecciones no buscarán revancha en las internas; y que varios de los nuevos intendentes tendrán que enfrentar a sorpresivos rivales.
Kirchner avaló a los jerarcas del conurbano como líderes del PJ
Un ligero repaso de las nóminas comunales para la interna del peronismo bonaerense delata el objetivo del ex presidente Néstor Kirchner: reafirmar su ligazón con los jerarcas del conurbano, donde se concentra más del sesenta por ciento de los sufragios de la provincia de Buenos Aires, por lejos, la más grande y decisiva en cualquier elección.
Kirchner reparte el juego. Esta semana volvió al Conurbano junto a Scioli y Julio Pereyra Casi en un trámite administrativo, sólo algunos de esos intendentes deberán lidiar con débiles opositores para coronarse como líderes del PJ local, y las disputas codo a codo tendrán como escenario las ciudades que no son gobernadas por nostálgicos de Juan Domingo Perón.
Kirchner nunca olvidó que en la elección de 2003 el aporte del Gran Buenos Aires le permitió llegar a la presidencia de la Nación, y desde ese día trabaja en forma personal para contener a los jefes comunales que mandan en ese territorio. A diferencia de los últimos dos comicios generales, para la interna del 30 de noviembre ni siquiera buscó promover un recambio de nombres, y les dejó el camino liberado a los eternos intendentes.
Enojado, el diputado provincial Fernando "Chino" Navarro, referente en Lomas de Zamora del Movimiento Evita, única expresión de las organizaciones sociales que aceptó participar de la reorganización del PJ, protestó por los medios de su distrito donde dijo que la interna sólo tuvo un objetivo electoral. Su bronca tiene un motivo excluyente: en Lomas, el intendente Jorge Rossi, otrora duhaldista y rival del kirchnerismo en 2005, será la única expresión K en las internas. De no mediar un acuerdo, enfrentará a José Antonio Romero, ex ministro de Eduardo Duhalde.
En Avellaneda, otro distrito del conurbano sur, el intendente Baldomero "Cacho" Álvarez no tendrá rivales para ser reelegido al frente del PJ local. Ni siquiera se le plantarán quienes vencieron a su lista en las legislativas de 2005 y el año pasado casi le arrebatan la intendencia, como el diputado del Frente Para la Victoria y líder de los municipales locales Héctor García, y el concejal José Alessi.
Un poco más abajo del mapa, el flamante intendente de Quilmes Francisco "Barba" Gutiérrez sí deberá ir a las urnas para consagrarse como jefe del peronismo local. Su imprevisto rival es José Luis Fiezzi, dueño de una empresa organizadora de eventos que en julio le facilitó al gobierno las carpas que se instalaron en la plaza de los Dos Congresos, para defender desde allí a las frustradas retenciones móviles sobre las exportaciones de granos. Aquella gestión, aseguran cerca de Gutiérrez, estuvo a cargo del ministro de Justicia Aníbal Fernández, histórico patrón del PJ quilmeño y ahora candidato a consejero por la tercera sección, de quien Fiezzi intentó despegarse en los últimos días. Quizá haya sido una de las tantas estocadas silenciosas que se verán en estos meses por parte de peronistas heridos.
En Lanús y Almirante Brown, los gobiernos asumidos en diciembre tampoco lograron conformar una lista única. En el primer distrito el intendente Darío Díaz Pérez no participará de la contienda, sino que lo hará el senador nacional José "Pepe" Pampuro, quien intentó hasta último momento patrocinar una lista de consenso pero no evitó la inscripción de uno de los tantos desamparados que dejó la caída del por tres décadas intendente Manuel Quindimil. Se trata de Orlando "Pato" Gandini, ex vocero de "Manolo", quien, contra muchos pronósticos, lejos estuvo de dar pelea personal. Tampoco lo hizo Jorge Villaverde en Almirante Brown, donde en el año pasado cayó en la elección por la intendencia, dilapidando dos décadas de reinado sobre la comuna. Para presidir el PJ local, su sucesor Darío Giustozzi no podrá evitar otra campaña: tendrá que vérselas con Franco Bonafine, un dirigente experimentado pero de escasa popularidad.
Ambos casos dejan dos conclusiones: Que los históricos derrotados de las últimas elecciones no buscarán revancha en las internas; y que varios de los nuevos intendentes tendrán que enfrentar a sorpresivos rivales.
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