experto

Buenos Aires Económico
Pablo Paladino
“Las butacas no garantizan, por sí solas, que haya más seguridad en una cancha”
17-11-2008 / El sucesor de Javier Castrilli al frente del Subsef es un animal político con experiencia en el campo dirigencial que quiere resolver el problema de la violencia controlando el acceso de los espectadores. También hace hincapié en la educación de los futuros hinchas

Pablo Paladino reemplazó a Castrilli y tiene otro perfil de gestión Por Oscar Muñoz

Pocos indicios revelan en la oficina su función actual como titular de la Subsecretaría de Seguridad en Espectáculos Futbolísticos y su relación con el ambiente. Apenas una imagen familiar lo muestra jugando con un ovejero “de la Federal”, bromea, para hacer la inmediata aclaración.

Más allá, o más acá, de su experiencia como vice de Los Andes (1996-99), Pablo Paladino representa, según sus palabras, “la necesidad de establecer una relación política con los otros actores del mundo del fútbol y asumir objetivos como un nuevo sistema de control de acceso para la identificación de las conductas violentas y dotar a la Justicia de las herramientas idóneas para actuar”.

Con vistas a afiatar ese contacto, Paladino desplegó un staff de veedores del organismo en todos los clubes de la AFA, defendiendo que no traería mayor erogación, sino una redistribución de los recursos con que cuenta.

–Su antecesor en el cargo (Javier Castrilli) se fue en medio de la polémica por las butacas. ¿Qué decisión va a adoptar su gestión?

–Hay una prórroga en vigencia hasta agosto de 2009, cuando el 75% de los espectadores debería estar sentado, según lo exige una ley de la Ciudad de Buenos Aires, que es la que habilita los estadios, en tanto que la seguridad es responsabilidad de la subsecretaría. Estamos analizando esto en un contexto más amplio, aunque en lo personal no creo que el tema de las butacas solucione, por sí solo, la seguridad en las canchas.

–Otro aspecto antipático de la anterior gestión es la prohibición de la asistencia de público visitante en las categorías de ascenso.

–En Capital, esa prohibición podría ser resuelta de manera más fácil, pero en provincia la situación es más compleja. Hoy no lo podríamos hacer, pero manejamos un plazo tentativo, y creemos que para el 2010 los hinchas visitantes podrán volver a las canchas del Ascenso. Estamos trabajando en conjunto con el Coprosede.

–¿Qué capacidad real tiene el organismo de aislar a los violentos, cuando permanentemente hay indicios de su convivencia con los dirigentes?

–Donde existe esa convivencia también hay mucho de extorsión al dirigente, que la sufre en su familia, y ante la amenaza el dirigente prefiere pactar y evitarse problemas. Yo he sido dirigente de fútbol y he debido tratar con barras. Desde la subsecretaría tenemos la voluntad de garantizar que el dirigente pueda cumplir con su función, sin interferencias.

–Una fuente que conoce el trasfondo de los organismos de seguridad dice que no tienen políticas a largo plazo y que suspiran cuando llega el lunes y no tienen muertos para lamentar.

–Eso es facilismo. Además de estar trabajando en el control de acceso, tenemos pensado apuntar a la educación de los chicos, que serán los futuros hinchas. Porque hay que ver el nivel de intolerancia y de presión que soportan los jugadores de inferiores de parte de los padres. La cancha es una expresión de muchos males que vive la sociedad. Está demostrado que uno hace en la cancha lo que no hace en la casa. En algunos estadios, no digo nada nuevo, tenemos más problemas en las plateas que en las populares. Se transmite una violencia irracional y las conductas violentas se legitiman a sí mismas. No estamos en contra de lo que se llama el “folklore del fútbol”: los cantitos, las banderas, aunque en algunas canchas pueden perturbar la visión y conviene prevenir con la colaboración de las instituciones.